Madre Perla
Contra la pared.
Una frontera de sonido inmóvil,
de escasez por abundancia.
Un encuentro de oasis y un calor que seca,
que suspende la gravedad
de una tierra cada vez más árida, sin raíz.
Donde parece que nada crece.
Y ellas, ahí, con sed, tratando nada.
Nada más que nadar,
quietas en la no agua.
Madre Perla es una planta de las “siempre vivas”, moradoras del desierto.
También es un dueto de un encuentro que danza en un paisaje que nos desorienta, desafía y revela una urgencia.
Nos presenta a Ellas, a Nosotras, ciegas
en su propio caminar, aunque sea el mismo.
Solas en la inmensidad, en el demasiado. En la nada.
La Cuerda traza el camino que nos soporta y limita.
Cae la cuerda, el muro y el horizonte.
Encontramos el pozo. Se tocan las sombras, un cuerpo, una planta. Siempre viva.