De la Supremacía Cultural a la Última Pintura China
Alejandro Quincoces (Bilbao, 1951), después de haber trabajado para la publicidad durante mucho tiempo, se ha dedicado exclusivamente a la pintura desde principios de los años noventa.
Los temas a los que se ha dedicado en los últimos años -y que lo han hecho famoso- son esencialmente vistas o paisajes urbanos: ciudades, fábricas, carreteras … El objetivo de Quincoces es fijar en el lienzo un momento de la realidad cotidiana, retirándolo así del incesante fluir del tiempo. Lo que le interesa de las carreteras es el símbolo de la fugacidad del momento: los vehículos vienen de un pasado, viven un presente y avanzan hacia un futuro.
Alejandro Quincoces juega así con la tensión entre abstracción y pintura objetiva y referencial. A pesar de sus eventuales referencias a lugares conocidos, sus pinturas y dibujos de grafito ofrecen al espectador un retrato que trasciende cualquier lugar concreto, cargando el peso psicológico de la obra abstracta más expresiva. Estas obras están realizadas en colores apagados, formas contrastantes y que insinúan una ligera elasticidad, un suelo por el que deambular, evocando recuerdos, deseos y desventuras.